miércoles, 11 de mayo de 2011

Barthes, Greimas y Todorov. La intención y la intencionalidad.


         Roland Barthes (estructuralismo francés) establece que en un texto, aparte de las funciones más relevantes que conducen todo el hilo de la historia, existen elementos prescindibles (descripciones o caracterizaciones, por ejemplo, como las frases del cuento del mago “lo recibieron con bondad” o “bajaron por una escalera”), mientras que sólo unas pocas frases componen lo esencial. Este tipo de elementos sirven, por ejemplo, como caracterización de los personajes como bondadosos o mezquinos (muchas veces, este tipo de cosas pueden servir para anticipar los actos de los personajes).

         Barthes clasifica 4 tipos de funciones o elementos:

1. Funciones cardinales: aquellas que se dan cronológicamente con necesidad lógica (la segunda viene provocada por la primera, etc.). En las funciones de Propp, por ejemplo, podría identificarse con Interrogatorio-Información. En el cuento del mago, el deán se va a Toledo porque quiere ser mago (una cosa es consecuencia de otra).

2. Funciones catálisis: o de relleno. Componen el acolchamiento del texto para no pasar bruscamente de una función a otra. Se suceden cronológicamente pero una acción no implica la otra:
                   EJ: “lo recibió con bondad” >< “le señaló un alojamiento fresco”
                            (son intercambiables cronológicamente)

3. Funciones de información (informaciones): puras descripciones que se yuxtaponen en el espacio y se reconocen por el uso de los imperfectos  y los verbos ser y estar entre otras cosas.

4. Funciones indicios: son aquellas interpretaciones que hace el lector de todo lo anterior, las interpretaciones particulares de una conducta, que están más relacionadas con el punto de vista del receptor.
        EJ: Alguien llega 10 minutos tarde… > yo especulo que puede ser porque…


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         Tomando el modelo de Propp (4 personajes principales y 3 secundarios), Greimas crea el modelo actancial (modelo de actantes):

         - El SUJETO busca un OBJETO (HÉROE y PRINCESA para Propp). Su relación   está basada en el verbo querer (recuerda al estructuralismo). Asimismo, en el propio ámbito del SUJETO están:

                    - el DESTINADOR (que en el modelo de Propp sería el MANDATARIO), que suele ser quien hace que el sujeto se ponga en movimiento (se da un sincretismo cuando el sujeto es su propio destinador; y el DESTINATARIO, que se beneficia de la acción del sujeto. Ambos tienen que ver con la casualidad y la finalidad. El verbo que los rige es saber.

y en el ámbito del OBJETO encontramos:

                   - el AYUDANTE (que en Propp correspondería a una suma de AYUDANTE y AUXILIAR MÁGICO) y el OPONENTE (cuya relación con el OBJETO se basa en el verbo poder).
         Así, sustituye a todos los personajes de Propp menos al FALSO-HÉROE que ya no aparece. 


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         T. Todorov, teórico búlgaro, sostiene que una obra tiene muchas significaciones que impiden aislar lo meramente literario de lo social, histórico, etc. Emplea dos nociones contrapuestas que ya habían aplicado los alemanes y Frege sobre todo, sentido/interpretación (Sinn/Vorstellung): 

         - sentido (Sinn): la posibilidad de un texto de entrar en correlación con otros elementos de la obra y con la obra en sí. Viene dado por la obra, impuesto por ella.
             EJEMPLOS: Sentido de una metáfora: contraponer dos imágenes.
                             Sentido del monólogo interior: caracterizar un personaje.

         - interpretación (Vorstellung): el valor de la obra que varía según el intérprete, la época y circunstancias en que sea juzgada. La obra queda escrita y recibe, a través del paso del tiempo, diferentes interpretaciones, pudiendo llegar a hacerse atractivo algo que antes repelía

         Todorov consideraba que la obra literaria era no poesía lírica, sino al mismo tiempo historia y discurso (dos cosas separables: la historia puede contarse de un modo diferente; el discurso recurre a un narrador que cuenta y un receptor que recibe, es cómo se cuenta la historia), una contraposición recogida también en el fábula/tema de la Antigüedad, así como en la inventio/dispositio.
         La historia no siempre se corresponde con el orden cronológico real, ya que rara es la historia que sigue la relación de acontecimientos de un modo lineal. Es por tanto una abstracción y una convención (simulación de algo de la vida común que nos da sensación de realidad): la obra sugiere algo como por ejemplo el aspecto de un personaje y la imaginación lo completa, ya que el texto no da todos los datos al respecto (el lector participa).
         Una novela es una simulación, un constructo en que nos encontramos con repeticiones, motivos que se reiteran, en la acción y las descripciones. Si la repetición es muy similar, encontramos paralelismos; sin embargo, si nos encontramos contraposiciones, tenemos antítesis (caminos totalmente opuestos).

         Ahora retomaremos un poco el Formalismo Ruso con los siguientes artículos:
         - “Sobre la evolución literaria” (de Tymianov).
         -“El arte como procedimiento” (de Sklovski): se menciona la dialéctica entre lo intencionado y lo no intencionado como elemento que complica el Formalismo: el autor no sabe cómo va el lector a interpretar su obra. Se   establece así un juego entre lo intencionado (INTENCIÓN) y lo no-    intencionado (INTENCIONALIDAD).
                   .INTENCIÓN: lo que el autor quiere decir.
                   .INTENCIONALIDAD: lo que el lector entiende, los constructos lingüísticos de un texto con los que un autor quiere decir una cosa pero el lector entiende otra. Para solucionar esto, algunos autores incluyen “prólogos aclarativos”.
         En este juego, el papel del lector cobra mayor importancia, ya que es capaz incluso de convertir en arte lo que en realidad no lo era, pues el arte es resultado de nuestra manera de PERCIBIR (así pues, entra en juego la percepción).
         Todo esto anticipa la estética de la recepción.

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